A la hora de montar un negocio, un empresario tiene que lidiar con la incertidumbre de factores externos que no puede controlar. En el caso de los emprendedores de la industria cripto, se le suma la inexistencia de un marco regulatorio claro que complica aún más las cosas. A continuación, lo exponemos más detalladamente.
Muchas preguntas, pocas respuestas
Cada vez que un empresario se lanza a montar algo nuevo, tiene que estudiar muy bien la regulación del país en la que quiere desarrollar su actividad económica, ya que cualquier mala decisión o desconocimiento de la ley, le puede costar mucho dinero a largo plazo. En la industria cripto, la falta de un marco jurídico regulatorio homogéneo es un hecho.
A consecuencia de esto, al empresario que quiere aportar valor a este sector se le generan muchas dudas. Como ejemplo, Alexis Bautista, emprendedor blockchain afincado en Dubai, nos expone algunas preguntas que un empresario tendría que hacerse al querer lanzar un Marketplaces de NFTs desde una sociedad española.
En primer lugar, se pregunta si tendría que identificar a los clientes, si se podría emitir un utility token o si el token repartiese beneficios de las comisiones a través del staking, ¿se estaría hablando de un security?
Por un lado, aclarar en este punto los conceptos de utility y security token. Un utility token hace referencia a una clase de token que tiene cierta utilidad dentro de un ecosistema en concreto. Por otro, un security es un token el cual, al poseedor del mismo, le da posibles derechos de cobro como si de una acción de la compañía se tratase. En ocasiones, la línea entre estos dos tipos es muy estrecha e induce a confusiones.
Además, volviendo a nuestro ejemplo, cabría preguntarse cosas del tipo… ¿Qué colecciones se listarían?, ¿serían todas iguales de válidas legalmente?, ¿se debería pasar KYC a los creadores de colecciones?, ¿se debería controlar el blanqueo de capitales dentro de la plataforma?, ¿se podría hacer alusión a la rentabilidad?, ¿se podría ofrecer apalancamiento de NFTs?
En definitiva, mayoría de estas preguntas, tendrán como respuesta un «como no hay regulación, puedes hacer lo que quieras«. Pero esto, en cierta medida, impide la entrada de grandes instituciones y personas dispuestas a innovar por el sentimiento de desamparo que se proyecta.
El caso fallido de Facebook
Por recordar un gigante afectado por toda esta falta de regulación, está el lanzamiento fallido de la criptomoneda ligada al dólar «Diem», por parte de la compañía Facebook. Se pretendía que fuese la base del sistema de pagos sin permisos basado en la tecnología blockchain entre los usuarios de aplicaciones de su holding como Whatsapp o Instagram.
Entonces, ¿cuál hubiese sido la forma en la que Facebook hubiera podido lanzar dicha criptomoneda? Pues que existiese un marco jurídico que su equipo legal pudiera estudiar para adecuarse.
Una solución un poco ortodoxa
Toda esta poca claridad sobre la regulación, ha generado un clima de bastante desconfianza entre los empresarios y los organismos reguladores. Por un lado, los empresarios no se fían de los reguladores por el mero hecho de que realicen leyes con carácter retroactivo que penalicen a sus negocios.
Por otro lado, los reguladores siempre tienen que estar alerta de que los empresarios no quieran enmascarar o fomentar, aunque de forma inconsciente, actividades delictivas como el blanqueo de capitales, una actividad encubierta en ocasiones, en las compraventas de NFTs.
Por último, lamentablemente la solución para estos empresarios aboga por emitir tokens a través de las construcciones de estructuras societarias complejas en países dónde la regulación no proteja al usuario y así, tratar de evitar posibles sanciones futuras.