Según los gobiernos, la situación macroeconómica actual es pesimista. Parece ser que nos acercamos a una gran recesión no vivida desde 2008, no sabemos si la superará o será parecida, pero lo que sí que parece inevitable es que vamos a vivir una recesión.
Las recesiones son cíclicas, pero no todas son de la misma magnitud ni tienen los mismos tempos. La magnitud de esta recesión que parece acercarse inevitablemente puede estar causada en gran medida a que nos estamos adentrando en un momento de estanflación.
Escenario de crecimiento
Normalmente, una economía está en un momento próspero, cuando los tipos de intereses son bajos (debido a la impresión de dinero) que hace que el acceso al dinero sea barato, y aumenta el consumo, las empresas prosperan por el aumento de ventas por lo que contratan a más personas, hace que disminuya el desempleo y la economía de un país crece. Además, del aumento de la demanda que hace que las empresas obtengan más ingresos, también los intereses que dan los bancos en los préstamos a las empresas son más bajos, por lo que las empresas tienen aún más facilidad de crecimiento. Todo ello hace que el desempleo disminuya e incremente el PIB del país.
Escenario de estanflación y recesión
Sin embargo, si las materias primas (como el gas o el petróleo) disminuyen su oferta, pero la demanda sigue siendo la misma o aumenta (por ejemplo por la consecución de una guerra), aumentan los precios de las materias primas, lo que hace que la inflación se dispare para poder pagar estas materias primas. Los precios suben y los ciudadanos no tienen suficiente dinero para poder consumir, por lo que disminuye la demanda de bienes, desembocando así en una disminución de ventas. Las empresas poseen menos fondos para prosperar y disminuyen la plantilla lo que hace que el desempleo aumente y todo esto da lugar a una recesión económica.
Este escenario, donde los ciudadanos no tienen suficiente dinero para consumir, se junta con un aumento en los tipos de intereses (es decir, dificultades para acceder a nuevo dinero en forma de préstamos bancarios), junto a una inflación disparada (que hace que el dinero que les queda a los ciudadanos, valga menos y se empobrezcan aún más), hace el coctel perfecto para una catástrofe. Esto es lo que se llama la estanflación.
Es por eso, que en el momento actual en el que nos encontramos, se podría decir que es un momento de estanflación. El Banco Central Europeo aumenta los tipos de intereses que hace que se den menos créditos y suben los precios de las materias primas por las sanciones impuestas a Rusia lo que hace que se aumente la inflación. Además, España se encuentra en porcentajes de inflación de entorno al 10%, Estados Unidos se encuentra cerca de porcentajes parecidos a los españoles, todo ello encamina la situación a un escenario para que estalle una crisis.
Por si todo esto fuera poco, España tiene una deuda del 120%, lo cual es una auténtica barbaridad. En el sistema de finanzas tradicional, este porcentaje tan elevado se trataría de una quiebra técnica de la empresa en cuestión.