Los exchanges descentralizados suelen ser los protocolos DeFi más usado de la mayoría de las cadenas porque resuelven un problema muy obvio. Aunque por regla general, poseen más ventajas que los centralizados, también tienen ciertas limitaciones que todo inversor debería conocer. Aquí van los cuatro problemas más destacados.
Menor liquidez disponible
En general, los exchanges descentralizados (dexes) concentran menos liquidez que los exchanges centralizados (cexes). Esto es así porque todavía el volumen de usuarios de los primeros sigue siendo muy inferior a la cuota de mercado que poseen los principales cexes del mercado.
Esta menor liquidez disponible provoca que los precios de los pares de liquidez sufran un mayor slippage o deslizamiento. Este fenómeno se acentúa cuando grandes tenedores quieren intercambiar mucha cantidad de criptomonedas, provocando que la piscina de liquidez del par de criptos se desbalancee y los precios del cambio no se ajusten a la realidad.
Debido a esto, los grandes inversores suelen verse muy perjudicados por este fenómeno que afecta de forma intrínseca a los exchanges descentralizados y son más partidarios de los centralizados porque, además, no suelen pagar ningún tipo de comisión.
Interoperabilidad limitada
Otro problema acuciante de los Dexes es que no suelen permitir el intercambio de tokens entre diferentes blockchains. Por tanto, la liquidez se encuentra muy fragmentada y obligan al usuario a tener que utilizar los famosos puentes, herramientas que si facilitan este paso.
En cambio, desde que aparecieron estos protocolos, han sido con diferencia los más atacados dentro del ecosistema Defi protagonizando los hackeos más sonados. Por ejemplo, el puente que conectaba la red de Ronin con Ethereum sufrió un exploit por valor de 600 millones de euros.
Congestión de redes
En ocasiones, las redes blockchain se saturan en determinados momentos porque hay mucho interés en realizar transacciones por algún motivo en especial. Como la capacidad para ingresar transacciones en los bloques es limitada, los usuarios tienen que dar un incentivo mayor a los validadores que se encargan de añadir esas transacciones para que sea ejecutadas.
Esto provoca que el coste por realizar un intercambio en momentos dónde la red se encuentra saturada sea más alto de lo habitual, perjudicando a los usuarios ya que tienen que pagar más por un servicio. Para no participar en esta vorágine, la única forma de solucionarlo es la espera de otro momento del día dónde las tarifas de gas estén a unos precios normales.
Probabilidad de ser víctimas de un hackeo
Los dexes están construidos a base de código, principalmente contratos inteligentes, que se ejecutan sobre una blockchain. Algunos tipos de contratos almacenan la liquidez que han depositado las personas y otros habilitan permisos para que se pueda hacer determinadas acciones como un intercambio.
Muchas veces estas líneas de código son atacadas por ciberdelincuentes para robar la mayor cantidad posible de fondos que gestione el dex. Esto genera que todavía exista mucha incertidumbre y desconfianza ya que la seguridad en este aspecto todavía tiene que avanzar.
En otras ocasiones, incluso los mismos desarrolladores establecen bugs maliciosos para ellos mismos drenar la liquidez y capturar los tokens que han depositado los usuarios. A este tipo de estafas se les conoce como rug pull y se suelen dar con bastante frecuencia en exchanges relativamente nuevos y que son copias de otros más importantes.