Sam Bankman-Fried, ha protagonizado uno de los mayores escándalos de las criptomonedas pudiendo ahora tener la vida arruinada.
El joven californiano de 30 años, era una de las personas más ricas del sector de las criptomonedas. Figuraba en el puesto 41 de las personas más ricas de todo Estados Unidos y el puesto 60 de las personas más ricas del mundo. Ha pasado de ser uno de los jóvenes más ricos del mundo con un valor de 17,200 millones de dólares a actualmente tener una valoración negativa.
El fundador de FTX ha visto como su fortuna se ha caído prácticamente de la noche a la mañana y además, de una forma poco ortodoxa. Normalmente cuando se crea una empresa se suele constituir una sociedad limitada para limitar la responsabilidad a dicha sociedad, por lo tanto, si hay algún problema, el respondedor no sería el CEO de la empresa (que en este caso era Sam), sino la sociedad, con intención de que si sucede cualquier acontecimiento anómalo al que haya que responder, como por ejemplo una quiebra o la indemnización a alguien por un suceso concreto, el fundador no sea quien tenga que responder hipotecando su vida para responder económicamente entre otras cosas.
No todas las bancarrotas son iguales
Cuando una empresa se declara en bancarrota, se cierra la empresa (o sale a concurso de acreedores), simplemente la empresa es insolvente, y no suelen haber mayores problemas para el titular de la empresa. Pero para ello la bancarrota no debe de haber sido por una gestión imprudente del equipo de la empresa, es decir, que el motivo de la quiebra no ha sido una imprudencia y simplemente ha sido derivada de unos malos resultados negativo, pero sin que hubiera de por medio decisiones descuidadas. En estos casos el titular de esa empresa no ha de preocuparse en exceso y puede rehacer su vida.
Aunque se limite la responsabilidad a la empresa mediante una sociedad limitada, no siempre el CEO de la empresa queda exento de responder a las actuaciones de dicha institución. Si se lleva a cabo una investigación, y se determina que la bancarrota es una bancarrota culpable, las consecuencias no son las mismas.
En este caso de FTX, la empresa anónima ha sido conducida a la quiebra por una gestión que estaba condenada a la quiebra, afectando así a todos los que utilizaban su plataforma, ya que las pérdidas han sido causadas por apuestas imprudentes y sobrevenidas, por una gestión de riesgo irresponsable, ya que utilizaba el capital de los usuarios de FTX para manipular el precio de su propio token FTT, y poder pedir más dinero prestado, haciendo así, que su valor neto creciera.
La manera en la que utilizó el dinero de los usuarios de FTX, roza el fraude y la estafa. De ser así el ex-CEO de FTX no debería responder solamente con el patrimonio de toda la empresa FTX sino también con su patrimonio personal, tanto el que tiene actualmente como el futuro hasta solventar todas las deudas con los usuarios de FTX. De esta manera el joven Sam ha pasado de ser uno de los hombres más ricos por debajo de 30 años a tener un patrimonio neto negativo.