En el ranking de criptomonedas con mayor relevancia en el mercado, siempre aparecen dos nombres: Bitcoin y Ethereum. A menudo, mucha gente que es inexperta piensa que Ethereum es similar a Bitcoin y nada más lejos de la realidad. Sigue leyendo y descubre por qué Ethereum no se puede comparar con Bitcoin.
Un producto en constante desarrollo
Ethereum es una plataforma de contratos inteligentes descentralizada que permite que el resto de usuarios puedan construir sobre ella, aplicaciones descentralizadas con diferentes casos de uso. Gracias a ellas, su token nativo adquiere el valor que tiene actualmente que es de unos 200 mil millones de dólares.
En cambio, Bitcoin es un producto terminado que no requiere de actualizaciones porque su caso de uso radica en servir como reserva de valor o método de intercambio. Por tanto, la blockchain como tal ya está diseñada para ejecutar tal función sin la necesidad de estar demandado funcionalidades nuevas.
La dependencia de terceros siempre está ahí
Ethereum inevitablemente siempre va a depender de la sabiduría y buen hacer de terceros que creen aplicaciones de utilidad para el resto de la comunidad. En esta época, la mayoría de ellas están relacionadas con el mundo de las finanzas ayudando a cómo generar rentabilidades a partir de modelos de negocio sostenibles como la minería de liquidez.
Si no existiera aplicaciones descentralizadas de este tipo que generaran inquietud, Ethereum sería una red inutilizada que carecería de valor alguno. Además, la red requiere de un mantenimiento para mantenerla segura y escalable a la vez que descentralizada.
En Bitcoin por el contrario, el valor percibido cambia en función de la oferta y demanda disponible en el momento, pero como protocolo, funciona sin necesidad de intermediarios bancarios y sólo los mineros independientes se ponen de acuerdo con el mecanismo de consenso Proof of Work.
Funciones totalmente diferentes
Bitcoin como se ha mencionado antes, no tiene nada que ver con Ethereum ya que es la forma más pura de dinero digital descentralizado que existe en la actualidad. Es el caso de uso más básico y principal de una blockchain y la transferencia y almacenamiento de valor sin depender de emisión desmesurada ni intermediarios está garantizada.
Por el contrario, la blockchain de Ethereum no es más que una infraestructura que permite soportar aplicaciones creadas sobre ella al estilo Internet. En ocasiones, su token nativo ether si puede servir como transferencia de valor dado su popularidad, pero su utilidad real se encuentra en su propio ecosistema como mecanismo de pago de comisiones al realizar operaciones en dichos protocolos.
La especulación se mantiene aún constante
El mercado de las criptomonedas se encuentra en una fase de desarrollo muy temprana y a parte de los números de usuarios que lo reflejan, la especulación existente en el sector tampoco decae por ahora. Tanto Bitcoin como Ethereum, cuentan con una volatilidad superior al resto de activos de mercados tradicionales, aunque inferior al resto de su mismo mercado.
Esto es así porque se perciben las expectativas de revalorización de estos activos muy altas dado sus escasos años de vida y el potencial de usuarios que pueden llegar a alcanzar. Paradójicamente, son los años dónde más oportunidades de aumentar el patrimonio existe porque cuando algo es evidente para todo el mundo, se anula de manera natural.
En definitiva, Ethereum nunca podrá convertirse en Bitcoin. Ambas se encuentran en un mismo mercado gracias a que emplean la tecnología blockchain, pero sus casos de uso y problemas que desarrollan son totalmente diferentes por lo que es recomendable conocerlos en profundidad para sacar el máximo provecho de ellas.